Por las calles de Manhattan (libre)

Esa mañana había llegado a New York y por suerte la mayor parte de mis cosas estaban colocadas. Decidí darme un descanso y salir a pasear por aquel lugar. Como hacía algo de frío decidí no llevarme el mini skate.
Pasando por una calle un tanto vacía vi que una chica se bajaba de un taxi y se ponía una chaqueta.

Seguí con mi paseo, observando a cada una de las personas que pasaban, esperando encontrarme con mi gemela. Aquel lugar me gustaba, pero no se le podía comparar a Los Ángeles en absoluto. Aquello era magnífico.
Esperaba hacer amigos aquí y tal vez cumpli mi sueño y creo un grupo de música. Pensando en mis cosas me despisté por un momento del camino y de tener cuidado con la gente que pasaba por la calle, me choqué contra una chica más alta que yo.
Al mirarla me dí cuenta que era la chica del taxi.

La chica se disculpó excusándose con que no estaba atenta.
-Eso está claro
Dije disculpándola.
-Aunque he de admitir que yo también andaba metida en mis pensamientos
Le sonreí amablemente.
-Bueno, que disfrutes de tu paseo
Dije despidiéndome y me dispuse a seguir con mi camino regreso a casa.

Cuando estábamos ya algo separadas la una de la otra me pareció ver que murmuraba algo al mirarla de reojo. De pronto pensé que tal vez ella era de aquí y conocía a mi hermana.
Me dí la vuelta y caminé rápido hacia ella y cuando estuve a su altura comenzé a caminar a su paso.
-Oye... ¿eres de aquí por casualidad?
Hablé con curiosidad y algo de esperanza.

Soenreí complacida.
-¡Genial!
Hablé con alegría
-¿Conoces a Alice?
Rezaba para que la conociera, pero de pronto pensé en que si la conocía, me hubiese confundido con ella.
Mi mirada se ensombreció, valla una estúpida al no haber caído en eso.
-Em... bueno, da igual ¿vale?
La interrumpí cuando me fue a contestar. Usé un tono casi de enfado, como si culpara a la chica de no haberme confundido con Alice.
-Adiós
Hablé con desgana y me dispuse a seguir mi camino.

La chica me agarró dle brazo así que me detuve y la miré.
-Que qué me pasa-
Hablé en voz baja, para mí. Con un tono de "¿Acaso no es obvio?"
Miré a la chica, ella no tenía la culpa de nada. No debía descargarme con ella.
-Mira... perdona ¿vale?
Mi tono era de disculpa. Suspiré.

-No hace falta que preguntes, yo también voy al instituto-
Dije con una sonrisa.
-Pues es...
La miré, no tenía que saber la verdad.
-Es una amiga que no veo hace un tiempo
Sonreí amable, era verdad. Seguro que sería mi amiga y si que hace un buen tiempo que no nos vemos. 16 años van ya.

-No me has visto porque acabo de empezar.
Le expliqué. Atendí a lo que me dijo de ayudarme. Me lo pensé bien y decidí que no.
-Tranquila, no hace falta. Ya la encontraré tarde o temprano.
Me encogí de hombros. Llevaba 16 años esperando, podía esperar un poco más.
-Gracias igualmente
Use un tono más de porque me acababa de acordar de que tenía que decirlo que de por sentirlo.

Me propuso dar una vuelta y alejarnos de aquel ruido.
-Claro
Asentí con la cabeza y volví a su lado mientras empezábamos a caminar.
-¿A dónde vamos?
Pregunté ya que no tenía ningún sitio en mente y tampoco me importaba mucho nuestro destino.

Poco a poco el ruido del atasco se fue apagando a medida que caminabamos.
Cuando la chica comenzó a hablarme la miré.
Sonreí y solté una risa con la boca cerrada cuando dijo lo de quedarse sorda.
-¿Vamos al Starbucks?
Propuse ya que me apetecía un frapuchino de chocolate.